viernes, 19 de julio de 2013

Cocina de las emociones!



Si hablamos de la cocina como espacio físico podemos afirmar que es uno de los lugares más frecuentados en todas las casas. Es el espacio más cotidiano que poseemos. Es un lugar permanente de encuentro con otros. A través de este encuentro podemos lograr la autotrascendencia, el desensimismamiento del hombre. La misma hace alusión a la capacidad que posee el hombre para salir al encuentro de algo o alguien que esté por fuera de sí mismo. El hombre es el ser que para llegar a ser él mismo, necesita la mediación del otro. Solo gracias a este encuentro llegará a su perfeccionamiento. El hombre necesita de la mediación de otro para llegar a ser el mismo. Solos, no nos conocemos bien y nos juzgamos mal. El camino más seguro de mi mismo a mi mismo, pasa por el rodeo de la mirada de otro (Mounier, citado en Ponce León 2000). Hegel ha insistido mucho sobre la problemática de la mirada del otro. En el encuentro con el otro se ve un medio para elevarse, crecer, llegar a ser plenamente humano (Jollien, 2001). 

 En la cocina también siempre abriga el calor del horno. De allí salen los aromas que distinguen a cada familia. Allí afloran nuestras emociones más profundas. Reímos, lloramos, discutimos, nos alegramos. La cocina tiene un aura particular. Tiene algo de mágico. Se transforman productos en platos. Hay secretos, enigmas y recetas guardadas que no serán sacadas a la luz. Hay bullicio, ruidos y olores. Y al final de todo, como en la magia, hay aplausos por el placer ocasionado. Por el momento disfrutado y compartido.
No es casual que el significado etimológico del vocablo compartir sea ¨compartir el pan¨. Y la palabra compañero la podemos desglosar en dos: comedere (comer) y panis (pan), por lo cual el compañero es el que come su pan con o con quien se come del mismo pan. 

El mismo Jesús en la última cena reparte el pan entre sus discípulos, comparte con ellos su vida. Cada vez que comulgamos Jesús se da a nosotros a través del pan. Estos hechos evidencian el grado la importancia que tiene el pan
Tan solo con agua, levadura y harina podemos transformar con nuestras propias manos dichas materias primas hasta obtener una preparación antiquísima y base de la alimentación del hombre. 

Sin duda que para hablar del pan, debemos detenernos en el amasado. No abordaremos dicho proceso desde sus cualidades técnicas y su desarrollo físico; sino que hablaremos sobre sus implicancias a nivel emocional. Etimológicamente la palabra amasar significa dar amor a la masa.  Amasar conecta a uno con lo más interno de su persona, donde todos los sentidos trabajan conjuntamente para lograr una pieza artesanal. Un bien para uno, experimentando un valor de creación