Desde fuera parece un bagel, pero por dentro es
más como un croissant. Según su creador, Scot Rossillo, se
trata de un "cragel", un nuevo ejemplo de la última tendencia en la gastronomía
neoyorquina: la "hybrid food" o comida híbrida, que nace del cruce de
dos productos. Y, por supuesto, lleva unida una campaña de marketing en
Internet.
Rossillo ofrece a probar su creación en su tienda
The Bagel Store, en el barrio neoyorquino de Williamsburg. Y no necesita más: a
comienzos de año, varios blogs, diarios y televisiones locales dieron ya cuenta
de este nuevo producto, y ahora las grandes cadenas panaderas quieren comprarle
la receta.
"¡La comida híbrida es algo nuevo y
excitante!", dice Rossillo. "Y al mismo tiempo, apuesta por la
tradición. En Estados Unidos, tanto los bagels como los croissants son muy
populares a la hora del desayuno, ¡y con los "cragel" ahora están los
dos en uno!".
La investigadora de tendencias Irma Zandl cree
que ha llegado el momento para experimentar a la hora de sentarse a la mesa.
"Los consumidores cada vez se preocupan más por la cultura gastronómica,
tienen curiosidad y quieren estar a la última", apunta Zandl. A ello han
contribuido los programas de cocina en televisión y los jóvenes
chefs experimentan con sus restaurantes y propuestas.
Parte de la culpa de esta popularidad de la
comida híbrida la tiene el "cronut".
La combinación de croissant y donut en uno fue toda una revolución el año
pasado: los neoyorquinos hacían fila horas frente a las panaderías, algunos
incluso llegaron a pasar allí la noche para conseguirlos. Y como se trataba de
un producto limitado, su precio en el mercado negro subió hasta los 80 dólares
(unos 58 euros) por "cronut".
Uno de los candidatos con más papeletas para
convertirse en el producto híbrido del año se encuentra en el mercado de Smorgasburg, en Brooklyn,
centro de encuentro de la cocina creativa y gourmets. "Es algo único.
Primero muerdes la pasta crujiente y luego llega la carne con algo de salsa de
soja", cuenta Brian con su "ramen burger" en la mano.
Este híbrido combina la hamburguesa tradicional con los "ramen", la
pasta japonesa, que sustituye al pan.
No lejos de Brian y su mujer se encuentra Michael
Bagley, esperando que lleguen clientes a probar sus "bruffins". "Se trata de un
cruce entre brioche y muffin", explica sobre sus creaciones, coronadas con
banderitas de Italia, España y Estados Unidos, según el relleno que lleven.
Babley tiene previsto inaugurar próximamente un bar de "bruffins" en
la ciudad y augura un gran éxito. "Somos mucho más polifacéticos que el
'cronut'", añade.
En cualquier caso, tanto si se trata de "cragels", "bruffins" o "ramen burger", todos sus creadores explican el éxito de la comida híbrida por la originalidad del producto. Aunque no confían sólo en su creatividad, sino que apuestan por Internet para darse a conocer. Según Zandl, esa es una de las causas de que los productos híbridos sean tendencia.
"Muchas personas cuelgan fotos de sus platos y snacks en redes sociales como Instagram, Facebook o Twitter", explica la experta. Según afirma, la importancia de los medios sociales en la gastronomía es cada vez mayor. Los consumidores ya no sólo degustan las nuevas creaciones, sino que hablan de ellas y debaten con sus amigos. Así, muestran a su entorno que están a la última y contribuyen a acelerar la expansión de una tendencia.
Hasta ahora, pocos restaurantes hacían uso tan activamente de los medios sociales como los de cocina híbrida. El equipo de "ramen burger" cuelga continuamente fotos, igual que Rossillo y sus "cragels" mientras que para promocionar los "bruffin" se contrató a un community manager.
Rossillo sigue experimentando en el sótano de su tienda, ahora mezclando la masa de los "cragels" con chocolate para hacer uno dulce. Pero el ingrediente principal está justo al lado del rodillo de amasar: una tablet, para estar permanentemente conectado a la red.
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